miércoles, 26 de diciembre de 2012

La mente

Una de las características más comunes de los hombres es ver la vida como una serie de acontecimientos que nos pasan ajenos a nuestra voluntad. Vaya, que a menudo nos sentimos como actores de una obra que no estamos escribiendo nosotros. Cuando las circunstancias externas que nos suceden nos resultan gratas decimos que somos felices, mientras que cuando esas circunstancias no son de nuestro agrado nos sentimos infelices.

Sea cual sea la situación que vivimos, es decir de felicidad o de infelicidad, parece que estamos regidos por algo externo, llámese suerte, destino, karma, azar, etc. Pero en realidad esto no es así, nada externo es lo que produce el bien o el mal, pues el bien y el mal, en valor absoluto, no existen. Eso de bueno – malo no es más que el proceso deducible del hecho de considerar nuestras vidas como sujetas a hechos externos, a “cosas” que nos pasan.

El objetivo de este escrito es, precisamente, ver un enfoque alternativo y sobre todo explicar las causas para poder evitar ser victimas de circunstancias externas aleatorias.

La primera pregunta a formularse es: “si no es lo externo lo responsable de nuestra felicidad ¿qué es lo responsable de que a veces me sienta bien y a veces mal? La respuesta es rotunda: la mente. Lo que no es tan fácil es entender como funciona la mente y es de eso de lo que vamos a tratar en las líneas que siguen.

Supongamos que llegamos al acuerdo que un hecho externo, como es el engaño de su pareja, nos daría un gran disgusto y en consecuencia a ser infelices. Imagínese que un domingo está practicando usted su hobby preferido, y en esos momentos su pareja está con otro/a. El hecho ocurre un domingo y usted no se entera de la infidelidad hasta el lunes. En consecuencia el domingo se habrá sentido bien, estupendamente, mientras ocurría el engaño, pero el lunes, cuando se entera de todo, se siente desgraciado.

En realidad no es el hecho lo que produce infelicidad sino como usted, su mente, interpreta el hecho. Si fuese el engaño el responsable de su estado de desdicha, debería haberse sentido mal el domingo y no el lunes, en consecuencia no son las cosas externas las que nos conducen a la felicidad o infelicidad sino a como interpreta nuestra mente esas circunstancias. Por supuesto que en función de su esquema mental, de lo liberal que sea o de su esquema de valores, la situación le será más o menos ingrata, es decir que en el fondo todo está en como vemos las cosas, o mejor dicho en como nuestra mente procesa las cosas.

Puede parecer un tanto raro pero ..., todo es mental. Ello no quiere decir que todo sea racional pues a mente es mucho más que la razón pero todo lo que nos sucede tiene su centro en la mente del hombre.

La mente puede incluso engañar a los sentidos. Si a usted le hipnotizan y le dan a oler amoníaco diciéndole que es un perfume usted percibirá ese líquido como algo agradable. La hipnosis lo que hace es trabajar directamente con la parte profunda de la mente y es entonces capaz de transformar el sentido sensitivo de nuestro cuerpo. Incluso se puede llegar a operaciones con anestesia en casos de estados hipnóticos muy profundos.

Vamos a ver como funciona la mente para poder entender porqué permitimos que nuestra vida sea dirigida por circunstancias externas. Podríamos dividir la mente en tres niveles, o para ser más claros en tres manifestaciones, en tres tipos de mente. Así tenemos:

Mente consciente, racional o mente concreta. Sería aquella parte de nuestra mente que rige nuestros actos racionales. Usamos de esa mente cuando decidimos hacer algo con conciencia de hacerlo. Es la más conocida por todos y sería identificable a los actos racionales que hacemos. Todas aquellos hechos en los que somos capaces de plantearnos un “por qué” son dirigidos por esta mente racional, consciente o concreta. La característica de esta mente es que decide y es tal su fuerza que creemos que todos los actos de nuestra vida son debidos a su influencia y cuando no es así nos sentimos tan desconcertados que hemos inventando conceptos como “azar”, “desgracia”, “mala suerte” para los casos negativos y términos contrarios para los positivos. Cuando usted por la mañana decide vestirse de una manera o de otra, es decir está haciendo una elección, está usando su mente concreta y en definitiva cada vez que elige concientemente algo usa su mente racional o consciente. Mente inconsciente. Ocupa una parte mas profunda y en ella reside todas aquellas acciones, pensamientos, sentimientos, actitudes, valores, miedos, alegrías, penas ... que sabemos existen en nosotros pero no sabemos el porqué. ¿porqué te gusta el rojo y no el azul? ¿por qué tienes miedo a subir en ascensor si nunca has tenido una experiencia desagradable? ¿por qué te pones nervioso en un examen si dominas la materia? ¿por qué fumas cuando sabes que es malo para tu salud? Son estas preguntas que la mente racional busca respuesta pero que no es capaz de encontrar pues, sencillamente, están en otro sitio, en la mente inconsciente.Mente Superior. Este concepto puede resultar un poco más extraño pues se aleja de los tratados de psicología. Usted como ser vivo, como individuo, es una forma de energía que se encarnó en un momento determinado, en un lugar determinado, y en un entorno determinado para lograr algo. El proceso que hizo que ello fuera así, es decir que usted sea usted, corresponde a una Mente Superior que hay en usted mismo. Si lo prefiere esa Mente sería la parte de Dios que hay en usted, y sin profundizar en este concepto es preciso citarlo para ver todo el tema en su conjunto.Existen conexiones entre estos tres tipos de mente y veamos como funcionan las relaciones entre las dos primeras. La mente racional se caracteriza por poder ser regida por la voluntad mientras que la mente inconsciente es como una tabla rasa que puede recibir muchas influencias y no todas por aceptación o voluntad de la persona. La mente inconsciente supone una mente más profunda y en consecuencia tendrá más importancia en nuestra vida directa que nuestra parte consciente.

Por lo general la mente inconsciente se ve influenciada por la repetición de acciones que, conscientemente, hacemos Veamos un ejemplo: cuando se aprende a conducir un coche uno es consciente de la marcha que lleva puesta, sabe que debe cambiarla cuando el motor alcance un volumen determinado de revoluciones y sólo cuando llegue a ese número procederá al cambio. Es decir que el conductor novato conduce con la razón, con su mente consciente. Cuando esa persona es experta conduce sin saber que marcha lleva puesta y cambia las mismas de manera automática, sin mirar el cuenta revoluciones. Es decir conduce sin pensar, se rige por su mente inconsciente. Lo mismo pasa cuando se aprende un idioma; al principio se traduce y luego, con la práctica, vienen palabras a nuestra cabeza sin necesidad de buscarlas. Fíjese que decimos que dominamos una actividad, conducir, hablar un idioma, tocar un instrumento musical, cuando somos capaces de hacerlo de manera automática, no racional, y ello es debido a que la mente inconsciente es mucho más profunda en nuestra persona que lo que la arrogante mente racional puede suponer.

El paso de actitudes regidas por la mente consciente a la inconsciente es fácil de entender, el problema es el inverso. Hay muchas cosas que tenemos en nosotros, muchos miedos, prejuicios, bloqueos que residen en nuestra mente inconsciente y que ignoramos que están allí. Muchos de los problemas de nuestra vida se deben a tener lastres pesados en nuestra mente inconsciente. Por ejemplo el miedo a los exámenes, los nervios que tiene incluso un buen estudiante, a menudo son el resultado de la inseguridad con que crece la persona debido a comentarios familiares o complejos que nada tienen que ver, racionalmente, con el problema a afrontar, pero que residen en lo más profundo de la mente y en consecuencia afectan a la persona. Los niños tienen muchísima capacidad para que su mente inconsciente sea influida y si bien ello les permite aprender idiomas con mucha más facilidad que un adulto (el niño no tiene que estudiar el idioma con la razón sino que lo graba en el inconsciente) hace también que se generen grandes traumas y bloqueos en la mente del pequeño, y como son grabadas en la parte más profunda costarán de superar e influirán en la persona.

El problema no está en lo que hay en la mente conciente, esa es racional y puede cambiarse a voluntad, el problema está en lo que nos bloquea la parte inconsciente, que no podemos dominar a voluntad.

Tenemos ahora que dar el primer paso y este es aceptar que hay algo que falla en nosotros y que ese algo está más allá de la razón. La mente consciente es arrogante y tiende siempre a buscar la razón en todo, pero resulta inútil para tratar ciertos problemas. Intentar entender con la razón el proceso del inconsciente es como aquella historia en la que un niño dice a su madre: “he visto una rata de medio metro de alto” y la madre le responde “te he dicho diez millones de veces que no debes ser tan exagerado”. Es decir que la razón intenta invadirlo todo.

Lo útil es solucionar el conflicto y conectar el inconsciente con el consciente para, aprovechando la voluntad, ser capaz de influir en lo que está grabado en nosotros. Y el proceso para ello pasa por visualizar la situación conflictiva y rectificar a esta. Veamos como.

El primer paso es lograr un estado de relajación total de nuestra mente. Hay diferentes técnicas para ello y en el escrito La meditación se habla de cómo lograr ese estado de quietud mental. Una vez alcanzado ese estado de lo que se trata es de imaginarse mentalmente la situación que nos inquieta. Si por ejemplo tenemos claustrofobia y nos molesta entrar en un ascensor debemos imaginarnos que estamos esperando subir a un gran rascacielos, nos imaginamos la puerta del ascensor y hasta sentimos cierta inquietud. Luego nos imaginamos que entramos en el interior y a partir de aquí hemos de poner en nuestra mente ingredientes para que desaparezca la inquietud. Por ejemplo podemos imaginar que en el ascensor encontramos a una persona muy amable o atractiva que nos da una buena compañía, o nos encontramos un antiguo amigo, o en el ascensor se oye nuestra música favorita, o lo que sea pero algo capaz de relajarnos mientras estamos dentro.

La visualización es un juego de imaginación que se realiza en estado de relajación. La gran diferencia entre visualizar e imaginar es que debido a que la visualización se realiza en estado de relajación se puede, desde la voluntad de la mente consciente, influir en el inconsciente que a menudo nos tiene atrapados.

La hipnosis hace precisamente eso, le relaja profundamente e introduce en su inconsciente nuevas pautas. Es por ello que para los bloqueos y miedos que provienen del inconsciente la hipnosis es altamente eficaz.

Evidentemente el proceso de visualización no es de resultados inmediatos ni tan fácil como resulta explicarlo (en realidad si tiene usted más de 14 años sabrá que nada en la vida que valga la pena es fácil de lograr) pero sí que es efectivo si se practica con regularidad. Además no precisa a nadie ni nadie tiene que saber las ordenes que quiere labrar en su inconsciente.

Además tiene también el efecto de modificar la realidad como ya se ha hablado en el punto ¿Qué es la realidad? y en Conclusiones prácticas pero eso sería otra historia.

Cuando sea capaz de lograr establecer un puente entre su mente consciente y su inconsciente habrá conseguido tener un gran control mental y verá la vida de otra manera.

Ahora bien, se ha hablado de otro tipo de mente, la Mente Superior. ¿Cómo entra esta en el juego del control mental?

A menudo en nuestras vidas nos suceden cosas que con independencia de nuestra visión del mundo o de nuestra actitud mental, nos hacen daño. Pérdidas de personas queridas, dificultades de salud, descalabros económicos o afectivos, tener que cuidar a ancianos etc parecen palos que recibimos sin que entendamos porqué y que nos hacen profundamente desdichados. En esas situaciones de la vida ¿qué podemos hacer?

Es aquí donde entra la Super Mente. En las situaciones en que nos enfrentamos y que no podemos entender la única solución es aceptar, aceptar y no luchar contra lo vivido. Y para ello nuestra mente consciente tiene que conectarse con la Super Mente. Si el inconsciente se comunicaba con la mente racional mediante la relajación y la visualización, ahora la conexión de la mente consciente con la Super Mente precisa la herramienta de la Fe.

Hemos de tener Fe en que esa Super mente sabe lo que hace aunque no sea racional ni entendible en ese momento lo que vivimos.

Pongamos ejemplos. Cuando uno vive un desengaño sentimental se siente profundamente desgraciado pero con el paso del tiempo al final se ve ese desengaño como una bendición de la vida. Si en el momento en que se vive esa situación difícil se tiene Fe en que tenemos una Mente Superior que sabe lo que hace, el malestar es mucho menor o incluso nulo. Pasar una enfermedad importante es una situación desagradable pero quizá así nos demos cuenta de la cantidad de personas que nos quieren y están a nuestro lado. En resumen, que de esta manera podemos vivir el principio budista que dice: “de todo se puede hace algo provechoso”

No se trata sólo de confiar en alguien superior como si de un integrista religioso se tratase, se trata de confiar en uno mismo, en esa parte que decidió hacerme, en esa parte de Dios que hay en mí. Tener Fe es confiar por encima de entender. A la mente concreta y racional no le gusta eso, pero no olvidemos que somos mucho más que eso.

Cuando somos capaces de vivir controlando los tres tipos de mente mediante los puentes de: relajación – visualización – Fe tenemos un control mental y ya se sabe que quien controla su mente dirige su mundo

NO es mio pero lo comparto con uds!!!! Buena vida!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario